Triste,
cómo si fuera de muerte
te has vestido,
con la singular sonrisa del poeta
que comprende al fin
de la efímera existencia.
Pero...
sí pareces tallada en el olvido,
como en aquellas noches
de paseos cortos
detrás del mango.
Recuerdas aún...
la primera bocanada de humo
entre los ojos...
mientras apretabas los puños
y fingías gozar.