Recuerdas acaso
ese abierto balcón,
de dientes desvergonzados entreabiertos
dando paso a una lengua húmeda y arrogante,
esas comisuras tirantes de anhelo
en un vaivén desenfrenado de emoción.


 Esa mueca espasmódica
y contagiosa
que oficiaba de bálsamo
al espíritu
y desafiaba las cortes
y los cortantes...


Recuerdas acaso
esos enrojecidos ojos llorosos
restregados por los dorsos
auxiliadores de las manos
que bebían la vida
cómo néctar destilado.


Recuerdas acaso
aquel rayo de luz
y las piernas entrecruzadas
los golpes acumulados
y el jadeo...
es una lástima
alguna vez alguien murió de risa
y hoy...
la risa parece muerta.

 

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