Piedad...
(no será hoy cuando me faltes)
déjame acariciar la mortecina sombra
de tu huida
que palabras podré
volcar sobre tus huellas.
No vuelvas
deja el rostro fijo al sur,
el norte
ya no existe.
Olvidos...
mágicamente
desenterraré los recuerdos
para que vuelenquién sabe donde.
Sabes?
tu aliento aún me recorre
y ese dedo armónico de tacto cauto,
que agradábame tanto,
sigue cómo un fantasma acariciándome
la barbilla.
Soledad es...
cuándo el espacio limitado a tu figura
se esfuma,
y el universo de tus múltiples espíritus
se hace hueco
aprendo entonces
que el vacío existe.